Autor: Russell A. Barkley, Ph.D., investigador y autor experto en el deficit de atención e hiperactividad en niños y adultos. Fue professor de psiquiatría y neurología en la University of Massachusetts (1985-2002), profesor de psiquiatría y ciencias de la salud en la Medical University of South Carolina (2003-2016) y profesor de psiquiatría en el Virginia Commonwealth University Medical Center (2016-2020).
Fuente: The ADHD Report, 2008.
Recuperado de la web Russellbarkley.org. Sección Factsheets.
Traducción: Angela Couret.
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En mis talleres sobre TDAH, comparto con los maestros una larga lista de recomendaciones - la mayoría derivadas de la investigación - para gestionar mejor a sus alumnos con TDAH, más allá de – y a veces además de – sus medicamentos para el TDAH. Estas recomendaciones se basan en nueve principios que deben considerarse al planificar y gestionar los programas para niños y adolescentes con TDAH (Pfiffner, Barkley, & DuPaul, 2006). Siguen estos principios, seguidos por mis recomendaciones para su manejo.
1. Las normas e instrucciones dirigidas a los niños con TDAH deben ser claras, breves e impartidas frecuentemente con recursos más visibles y externos que en el caso de los muchachos sin TDAH.
Impartir instrucciones con claridad, pedirle al niño repetirlas en voz alta, pedirle que se las repita a sí mismo bien bajito, a medida que sigue los pasos, y exhibir las normas o ayudas de memoria de forma bien visible por todo el salón (por ejemplo, señales de Stop; un par de ojos y orejas grandes para significar “detente, mira y escucha”) resultan esenciales para el manejo adecuado de los niños con TDAH. Depender únicamente de que el niño recuerde las normas o los recordatorios verbales suele ser poco efectivo.
2. Las consecuencias que utilicemos para manejar la conducta de los niños con TDAH deben ser aplicadas rápidamente y con mayor inmediatez que en el caso de los niños sin TDAH.
Demorar las consecuencias reducirá significativamente su efectividad en los niños con TDAH. En su caso, la aplicación estratégica e inmediata de las consecuencias debe ser más sistemática y es mucho más importante que en el manejo de conducta en niños sin TDAH. Esto no se limita a las recompensas, sino que es particularmente importante con los castigos, que aún manteniéndolos leves seran más efectivos aplicándolos lo más rápidamente posible luego de la conducta inadecuada. La aplicación rápida – no severa – de la consecuencia es la esencia del castigo efectivo.
3. Debido a los déficits en motivación comunes en niños con TDAH, las consecuencias deben aplicarse con mayor frecuencia y no solo con mayor inmediatez.
El mantenimiento de la conducta (“behavioral tracking”), o el apego a las normas luego de ser explicadas e iniciada su implementación, parecen ser problemáticas en los niños con TDAH. La retroalimentación o aplicación frecuente de las consecuencias suele contribuir a mantener la conducta adecuada en el tiempo.
4. Frecuentemente el tipo de consecuencias que utilicemos con los niños con TDAH debe ser de mayor peso o magnitud que lo necesario para el manejo de conducta en otros niños.
La relativa baja respuesta a las consecuencias evidenciada en los niños con TDAH impone que las consecuencias seleccionadas para el programa de manejo de conducta sean de suficiente valor o magnitud para motivarlos a comportarse según las normas deseadas. Por lo tanto, los elogios o regaños ocasionales sencillamente no son suficientes para el manejo efectivo de los niños con TDAH.
5. Antes de implementar el castigo, debemos ofrecer un mayor número de mejores incentivos.
Esto significa que el castigo debe mantenerse en relativo equilibrio con las recompensas o tendrá poca probabilidad de éxito. Por lo tanto es imperativo comenzar por implementar un programa de reforzamientos y mantenerlo durante una o dos semanas antes de pasar a los castigos, para que así el castigo negativo – utilizado con moderación – tenga un valor máximo. Con frecuencia los niños con TDAH no mejoran con el uso de coste de respuesta o tiempo fuera si la disponibilidad de recompensas es baja en el aula, por lo que apartarlo de ellas tiene poca probabilidad de resultar punitivo. “Lo positivo antes que lo negativo” es la norma del día en los niños con TDAH. Cuando el castigo negativo fracasa, es allí que los psicólogos, consejeros y maestros deben comenzar a explorar los problemas antes de instaurar programas punitivos de mayor intensidad o frecuencia.
6. Los reforzadores positivos o recompensas específicas que se empleen con los niños con TDAH deben cambiarse y rotarse con mayor frecuencia, dado su tendencia a acostumbrarse o cansarse de las consecuencias de respuesta, y particularmente de las recompensas.
Esto significa que aunque determinado reforzador resulte efectivo para motivar al niño a obedecer en determinado momento, probablemente pierda su valor como reforzador más rapidamente de lo habitual. Por lo tanto, los menu de reforzadores en el salón, tales como el sistema de economía de fichas, deben modificarse periódicamente – digamos cada 2 ó 3 semanas – para mantener la eficacia del programa y motivar la conducta deseada. No hacerlo probablemente resulte en que el programa de reforzamiento pierda su efectividad y que el docente tienda a abandonar la metodología bajo la percepción errada de que símplemente no funciona. Los sistemas de economía de fichas pueden mantenerse a lo largo del año académico con relativa efectividad si los reforzadores se cambian con frecuencia, para evitar el cansancio. Estos reforzadores pueden retomarse más adelante, luego de un descanso, y frecuentemente al retomarlos tienden a mejorar en su efectividad.
7. La anticipación es la clave con los niños con TDAH.
Esto significa que los docentes deben tener más cuidado planificando el manejo de los niños con este tratorno, particularmente en períodos de transición entre actividades o salones, para asegurarse que conozcan los cambios en las normas (y en las consecuencias) que se avecinan. Es útil que el maestro tome un momento para instar al niño a recordar las normas de conducta en la situación venidera, repetirlas oralmente y recordar las recompensas y los castigos que se aplicarán b/antes de/ incursionar en la actividad o la situación. “Piensa en voz alta, prepárate” (Think aloud, think ahead”) es una estrategia importante para los maestros. Como señalaremos más adelante, por sí solas estas auto-instrucciones cognitivas (“cognitive self-instructions) no tienden a tener un efecto duradero, pero al combinarlas con procedimientos de manejo de contingencias, pueden ser de gran ayuda en el manejo de los niños con TDAH en el aula.
8. En los niños con TDAH, es importante responsabilizarlos públicamente por su conducta y por el éxito en el cumplimiento de metas.
El deficit en funcionamiento ejecutivo asociado con el TDAH suele resultar en un niño cuya conducta es menos regulada por información interna (representaciones mentales) o autoconcimiento. Para trabajar estos déficits se requiere que el niño con TDAH tenga más indicaciones externas sobre las expectativas de rendimiento en momentos específicos, un seguimiento más intenso por los maestros, y consecuencias más frecuentes para controlar la conducta y lograr las metas trazadas.
9. Las intervenciones conductuales – si bien suelen ser exitosas – solo funcionan mientras se implementen e, incluso entonces, requieren seguimiento y modificación constantes para tener maxima efectividad.
Un escenario común es que inicialmente el alumno responda a un programa hecho a su medida, pero que con el tiempo, la respuesta deteriore. En otros casos, el programa conductual puede fracasar para modificar la conducta. Esto no significa que los programas conductuales no funcionan. Más bien estas dificultades sugieren que el programa debe ser modificado. Probablblemente se deba a uno de varios problemas comunes (por ejemplo, las recompensas perdieron su valor, el programa no se implementa de forma consistente, el programa no se basó en un análisis funcional de los factores relacionados con la conducta problemática).
MANEJO DEL AULA: AUMENTAR LOS INCENTIVOS
- Aumente los elogios, frases de aprobación y el reconocimiento de las conductas y rendimiento adecuados del alumno
- Conviértase en un “ejecutivo al minuto” (nota de la traductora: "one-minute manager" hace referencia a la metodología de liderazgo propuesta por Kenneth Blanchard en su libro One-minute manager.) ofreciendo frases de elogio frecuentes a lo largo del día.
- Implemente un sistema de fichas o puntos para organizer los privilegios y sus costos
- Solicítele a los padres donar al colegio juegos o juguetes en desuso para mejorar el inventario de actividades divertidas en el salón
- Consiga video juegos en donación para utilizarlo en tiempo libre, o como privilegios que pueden “ganarse” mediante el sistema de economía de fichas.
- Pruebe con premios basados en el trabajo en equipo (4-5 alumnos por equipo, donde los miembros del equipo trabajan conjuntamente y compiten contra otros equipos en el logro de una meta)
- Pruebe hacer una grabación de tonos para el auto-monitoreo y eventual premiación (“tone-tape with self-rewards”.) Se trata de una grabación variable de tonos, a intervalos frecuentes. Dígale a la clase que cuando suene el tono, deben auto-evaluarse y auto-premiarse con un punto si están trabajando al sonar el tono. De no estar trabajando, deben restar un punto de su ficha de puntuación.
- Permita el acceso frecuente a los premios (a diario o incluso con mayor frecuencia) y no solo al final de la semana.
- Mantenga la relación premio-castigo en 2:1 o más para mantener la clase en modalidad de premio y no de castigo.
- Implementar una boleta de conducta diaria (ver el Cuadro 1)
ENTRENAMIENTO EN AUTO-CONOCIMIENTO
- El niño registra su productividad diaria en un cuadro o gráfico expuesto públicamente, para que tome conciencia de su progreso paulatino en relación con el rendimiento esperado en clase
- El niño se auto-evalua diariamente en una boleta de conducta (ver Figure 1) y el maestro la revisa par ver si está de acuerdo con la auto-evaluación del niño
- El maestro insta al niño a auto-evaluarse diciendo una palabra clave preestablecida (por ejemplo “Tortuga”). En ese momento:
-el niño se detiene en lo que esté haciendo
-el niño mira a su alrededor
-el niño se pregunta, “¿Qué me dijeron que tenía que hacer?”
-el niño retoma la tarea asignada
- El niño utiliza un dispositivo tactil - por ejemplo, el “Motivaider” - una cajita con un cronómetro instalado que vibra a intervalos frecuentes y al azar. El cronómetro se programa para que periódicamente alerte al niño a prestar atención.
- Con los adolescentes, el maestro puede utilizar pistas no-verbales y confidenciales. Por ejemplo, acordando que al decir “se te cayó un clip al suelo”, significa que debe prestar atención.
- En casos severos, el maestro puede grabar un video del niño en clase, por repasarlo semanalmente con el psicólogo.
Cuadro 1. Ejemplo de Boleta de conducta diaria en el colegio
ASIGNATURAS | 1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 |
Participación en clase | |||||||
Completa el trabajo asignado | |||||||
Sigue las normas del salón | |||||||
Se lleva bien con los demás | |||||||
Termina su tarea en casa | |||||||
Iniciales del maestro |
El niño trae a la escuela una nueva boleta conductual a diario, o la recibe de manos de su primer maestro del día. El alumno debe ser evaluado al finalizar cada periodo de clases en las columnas numeradas (una columna por material) en relación con su conducta en cinco areas de rendimiento, relacionadas en la columna de la extrema izquierda. Los maestros aplican puntuaciones de 1 (excelente), 2 (Buena), 3 (adecuada), 4 (regular), 5 (terrible).
Cada maestro debe colocar sus iniciales en el espacio previsto debajo de su columna para evitar falsificaciones. La boleta debe ser revisada por un miembro del staff del colegio, junto con el alumno, con la opción de convertir las evaluaciones en puntos para acceder a privilegios adicionales en la escuela. O, la boleta puede ser revisada por los padres en casa y las evaluaciones convertidas en puntos para redimir premios en casa. Sea en casa o en la escuela que los puntos sean redimidos, debe contarse con un menu de posibles recompensas.
HACER EVIDENTES LAS NORMAS Y EL TIEMPO, UTILIZANDO RECURSOS CONCRETOS
- Exhiba las normas en afiches para cada periodo de trabajo o
- En el caso de los niños más pequeños, exhibir las normas del salon mediante un letrero/gráfico tipo cemáforo o STOP: ROJO = lectura, AMARILLO = trabajo en pupitre, VERDE = tiempo libre.
- Coloque sobre cada escritorio un juego de fichas laminadas, codificadas por color, detallando las normas para cada materia o actividad
- Pídale al niño repetir las normas al comienzo de cada actividad
- Pídale al niño que mientras trabaja se repita a sí mismo y en voz baja las instrucciones a seguir
- Utilizar “grabaciones fastidiosas” (“nag tapes”). Grabaciones donde los papas animan a su hijo y le recuerdan las normas de trabajo – el niño puede escucharlas con sus audífonos mientras trabaja
- Utilizar cronómetros, relojes, señales de tiempo pre-grabadas, etc., para mostrar el tiempo que queda para completer el trabajo
POSIBLES METODOS DE CASTIGO (nota: revisarlo con la dirección para apegarse a las normas del distrito escolar)
- Regaños moderados y directos, en privado – hágalo personal (acérquese al niño, tóquelo en el brazo o el hombro, diga una frase correctiva)
- ¡Justicia rápida! La inmediatez es clave en la disciplina. Lo que hace que un castigo funcione es la celeridad con que se aplique, luego de la conducta inadecuada.
- Pruebe el procedimiento “A trabajar” (“Do a task”) en lugar del tiempo fuera habitual:
- Coloque un escritorio al fondo del salon, con hojas de ejercicio apiladas.
- Cuando el niño se porta mal, dígale lo que hizo más y déle un número
- Mande al niño hacia el escritorio del fondo para que complete ese número específico de hojas de ejercicios
- Cuando el niño termine el trabajo, pídale colocar los ejercicios completados sobre el escritorio del maestro y regresar a su pupitre habitual
- Coste de respuesta (pérdida de fichas o privilegios en función del mal comportamiento)
- Ensayo reflexivo ("moral essay") – pídale al niño escribir “Por qué no debí… (por ejemplo, golpear a otros niños) y qué debí haber hecho en su lugar.”
- Establezaca un espacio tranquilo donde mandar al niño para relajarse y recuperar el control emocional una vez que se altere
- Utilice la opción de tiempo fuera en el salón o en otra habitación privada (tiempo fuera en el pasillo no funciona)
- Utilice la opción de tiempo fuera en el salón o en otra habitación privada (tiempo fuera en el pasillo no funciona)
- En casos severos, aplique las suspensiones en la escuela o una visita al salón para manejo de trastornos conductuales/emocionales (BD/ED)
REFERENCIAS
Cooper, H., Robinson, J. C., & Patall, E. A. (2006). Does homework improve academic achievement? A synthesis of research, 1987–2003. Review of Educational Research, 76, 1–62.
DuPaul, G. J., & Stoner, G. (2003). ADHD in the schools (2nd ed.). New York: Guilford.
Meyer, K. (2007). Improving homework in adolescents with attention–deficit/hyper- activity disorder: Self vs. parent monitoring of homework behavior and study skills. Child and Family Behavior Therapy, 29, 25–42.
Pagani, L., Tremblay, R., Vitaro, F., Boulerice, B., & McDuff, P. (2001). Effects of grade retention on academic performance and behavioral development. Development and Psychopathology, 13, 297–315.
Pfiffner, L., Barkley, R. A., & DuPaul, G. J. (2006). Treatment of ADHD in school set- tings. In R. A. Barkley (Ed.) Attention deficit hyperactivity disorder: A handbook for diagno- sis and treatment (3rd edition). New York: Guilford.
Spencer, V. G. (2006). Peer tutoring and students with emotional or behav- ioral disorders: A review of the litera- ture. Behavioral Disorders, 31, 204–222.